DURMIENDO CON EL ENEMIGO

El primer encuentro había sido desigual, en medio de la noche oscura y la afonía lúgubre de aquella habitación del piso superior, con un hueco como ventana pero sin marco, ni cristales y apartado de la vista del patio por una absurda imitación de persiana, aquello no era mas que un mantel a medio coser, algo escabroso por delante y peor por detrás.
Había tenido que emplazarse en aquella habitación porque llego a la casa sin notificarlo y ni su madre, una mujer mayor de aspecto cansado, despeinada que siempre usaba cristales y la mayor parte del tiempo se la pasaba fregando el piso ya que odiaba la suciedad y la holgazanería; ni su hermano pensaron que aquella morosa tarde de sábado llegaría a la casa con su mochila derrochada por las peripecias de la universidad, claro estudiar arqueología no era fácil y él lo sabia, cuantos arenales había recorrido, en cuantos charcos se había vencido sin más remedio que el reírse de si mismo y prometerse tener más cuidado para la próxima vez; y menos que vendría a quedarse, él siempre había blasfemado de aquella casa apartada de la civilización. Hasta el día en que fue desalojado del cuarto que compartía con sus compañeros de clase en el centro de Lima, bueno aquello no era exactamente un cuarto, porque el que haya tenido paredes no le otorgaba semejante titulo, el desalojo se había llevado a cabo una mañana en que él amaneció más tarde que los demás, ese día el sol no salio para no presenciar semejante espectáculo, el comunicado de Defensa Civil decía a la letra que aquella casona pronto se derrumbaría y fueron ellos mismos quienes se encargaron de desalojar a todos los habitantes, a pesar de la resistencia de los dueños en algunos casos.
Así que no fue hasta cuando amaneció y se dirigió al baño que noto algo extraño a la altura de las comisuras de sus labios, mas exactamente del lado derecho, izquierdo en el espejo que le mostraba los estragos de noches de resaca y cigarrillos baratos, fue así que intempestivamente sintió comezón debajo del antebrazo izquierdo busco asombrado que es lo que podía ser y encontró un pequeño bultito, el que alcanzo a divisar mejor con la ayuda de un espejo, espejo con el que su madre quitaba el exceso de vello que le crecía sobre las cejas, pronto sintió la misma sensación en el tobillo y luego en la pierna y en la otra también, no había nada que hacer había sido un ataque premeditado y las victimas habían sido varias, al menos ya había contado más de 7 puntos bermellones, a los que trato de eliminar con todo clase de bálsamos y antisépticos, sin encontrar ninguna solución hasta su madre le había dado una extraña receta sacada de quien sabe donde, llena de nombres extraños pero él sabia que no debería prestarle atención, sabia que eso era lo que estaba esperando el enemigo que se frote aquellos puntos, él sabia que no debía, que eso seria una señal de debilidad además esto acrecentaría el fuego de la batalla, sereno almorzó esa tarde, a pesar de los embates y de la magulladuras clavadas, que le recordaban a cada momento que el enemigo se había adelantado y había asestado el primer golpe, trato de distraerse mientras masticaba un trozo de carne durante el almuerzo, odiaba el lomo saltado siempre le había parecido comida de pobres; y la gaseosa refrescaba su garganta sedienta por el ardor de la venganza, esta noche seria distinto se dijo así mismo, esta vez estaría preparado, ya no seria un ataque por sorpresa ni mucho menos habrían mas bajas, aquella noche serena se dirigió al frente de batalla más temprano que de costumbre, y se instalo, en esa trinchera desconocida para él, en la misma posición que la noche anterior, ya lo había preparado todo, así que apago la luz y espero en silencio que apareciera el enemigo, espero largo rato, sabia que esa era la táctica secreta del enemigo, ellos esperarían a que se adormilase y luego lo atacarían, se había convertido en una competencia, en la que no valía cabecear, menos parpadear, ya no escuchaba nada, ni el silencio hacia bulla, quizás porque sabia que seria testigo de un combate homérico, así espero largo rato, pero ni el reloj avanzaba, miro el que llevaba en la muñeca a pesar de la oscuridad, y se percato que ya había pasado más de media hora y aun no sentía sueño, sabia que esta vez ganaría la partida, estuvo echado largo rato, ya no sabia cuanto tiempo había pasado, a lo mejor más de una hora, y comenzó a preguntarse si es que el enemigo vendría o sabia que ya lo estarían esperando y habría postergado el ataque, además el había estado planificando el contraataque durante todo la tarde y a estas horas, y vaya que ya era tarde, todos en la casa ya se había dirigido a sus habitaciones y las luces de la casa descansaban también, pero él ya tenia sueño y quería declararse ganador, esta noche no atacaran se dijo así mismo, ha sido una victoria muy fácil, así que poco a poco se fue acomodando en aquella trinchera, hasta que finalmente se quedo dormido en un sueño profundo y del que solo se sacudiría al día siguiente, afuera el enemigo había logrado su cometido, habían resistido mas, habían vencido por cansancio al enemigo y ahora entrarían y harían despojos del mismo mientras dormía, así que los zancudos se encaminaron al frente de batalla y comenzó una batalla disímil.
Escrito en Lima
Febrero, 2006
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