viernes, abril 21, 2006
jueves, abril 20, 2006

Recuerdo que este sabado me preguntaron, porque ese titulo, trate de elaborar una respuesta, y atine a decir que habia llegado a mi, en medio de ideas confusas, de desvarios, pero no fui convincente, alas de mariposa... surge de mi vida, de mis ganas de volar, de salir de este mundo confuso, de esta ciudad de las mentiras, de un amor que se resquebrajo, por volar en unas alas tan fragiles, eso es "Alas de Mariposa" y otros cuentos.
"ALAS DE MARIPOSA"
CRUZ

Había querido comprarme alguna baratija en ese mercado de antigüedades, y me encontré frente al puesto de un hombre menudo, delgado, de blanco cabello, con unos lentes gastados de tanto mirar la vida, era un puesto pequeño lleno de estantes y con mucho polvo encima, este último cansado y amarillento.
El dueño me miraba desde el fondo del lugar, como indiferente a mi mirada inquisidora, quería encontrar sus ojos y preguntarle algunas cosas. Al final me anime y pregunte por un llavero en forma de dragón plateado, -5 soles me dijo- consulte mi bolsillo, solo unas pocas monedas me impedían llevármelo a casa, seguí husmeando en aquel local vacío y entre la tarde al final me anime a comprar una cruz de metal, algo dormida y como enclavada en señal de esperanza de tiempos mejores, ¿Cuánto cuesta? Pregunte con algo de temor, esa no la vendo me contesto, ni tú ni nadie me la puede comprar…
Me quede intrigado frente a aquella respuesta tan seca y cortante, mire mi reloj que me invitaba a regresar a casa, tenía que cumplir algunos varios compromisos, así que me retire en silencio y entre la gente.
Me quede pensando en lo que me quiso decir, no entendía, el porqué de su respuesta, me pareció un hombre que necesitaba vender algo para sobrevivir y seguir subsistiendo, pero y si no la vendía, por qué estaba entre juguetes viejos, utensilios, placas conmemorativas, platos recordatorios y demás trastes antiguos.
Regrese al cabo de tres días, en una tarde gris y ya lejana, compre el llavero (el del dragón) y con algo de temor le pregunte si me recordaba, me contesto que sí, fue ahí cuando note que algo extraño había en su mirada, me ofreció disculpas por su reacción anterior, después de eso solo me retire.
Regrese varias veces después, siempre solo y por las tardes, me había dado cuenta que cerraba a las 6 pero que nunca salía con rumbo a casa, así que un día regrese y le pregunte por qué no quería vender esa cruz. Me invito a pasar a su negocio, mientras lo veía comer un biscocho del día anterior y beber un poco de agua, me contó que estaba solo hacía mucho tiempo, que sus hijos vivían en el extranjero, a todos les había dado educación, pero ahora ninguno de ellos se acordaba ya de él desde que su esposa murió, aquella fue la última vez que los vio, me contó que durante un tiempo trato de sobrevivir con su pensión de jubilado, pero que los S/45 no le alcanzaban, así que solo le quedaban vender las cosas que tenía en casa, me contó muchas historia, todos esos objetos tenían una pasado, los juguetes habían pertenecido a Rubén, y las muñecas eran de Glorieta, algunos estaban incompletos o rotos, pero también me dijo que había gente que se los llevaba porque les recordaban su infancia aunque nunca pagaban bien, algunas veces hasta remataba su cosas por apenas 2 o 3 soles, porque tenía que alimentarse; las medallas eran de uno de sus hermanos, condecorado en la guerra con el Ecuador (la única guerra que hemos ganado), los utensilios y demás vajillas que se ofrecían en su local eran de Doña Ester, y los prendedores, los gemelos y los lapiceros de su padre, un político de izquierda muy conocido en su época y de apellido Márquez.
Estuve frecuentando su pequeño puesto durante varias semana y cada vez que regresaba veía con asombro como iban desapareciendo aquellos objetos, un día me contó que lo que más le dolía no era la miseria que por ellos pagaban, él sentía que cada vez que alguien compraba algo, su vida de diluía entre monedas indiferentes, alguna vez me dijo –Cuando ya no quede nada, me iré yo también con mis recuerdos, pero esa cruz será lo último que quiero vender, por eso te dije que ni tu ni nadie podría pagar el precio incalculable que ella tiene para mí, me la regalo mi madre después que hice mi comunión- Ahora entendía y la verdad que no me alcanzaría todo el dinero del mundo para comprarla, así llego la noche y me marche, la Universidad me reclamaba atención y deje de ir a conversar con aquel viejo durante algún tiempo.
Ya había acabado los parciales así que una tarde al salir de la facultad me fui derecho a su puesto, pero estaba cerrado, y nadie me supo dar razón, me sentí un extraño entre ellos, todos me miraban como queriendo acercarse a decirme algo, pero nadie lo hizo. Regrese al otro día y al siguiente también, y solo una señora que siempre me había visto conversando con aquel anciano se me acerco y me dijo que en la oficina de Administración me podrían dar razón de él; al entrar un tipo gordo, de patillas largas, y con un cigarrillo en los labios me invito a sentarme, le inquirí por mi amigo (aunque más lo sentía como un abuelo), me contó todo, me dijo que un día llego un comprador de antigüedades y le había ofrecido una cantidad muy superior a la que podrían valer (quitándole el valor sentimental que para el octogenario representaban) por todas sus cosas, aquel anciano solo le pidió un poco de tiempo para pensarlo y al día siguiente acepto vender todo con excepción de la cruz, y acepto el dinero, pero el tiempo no le alcanzo para tener una vida decente, y una noche un paro cardiaco lo arranco del mundo, me quede helado, consternado, cabizbajo y muy triste con aquello, no lo había podía imaginar, no me dio tiempo de despedirme de él, (pude haber salido entre clases para ir a verlo un momento, pero no lo hice).
Antes de salir del lugar, el administrador se me acerco y me entrego una caja y con ella una nota escrita de puño y letra.
“Nuestra vida es un mar de recuerdos y sin ellos no somos nada”
Dentro de una caja color rojo, y envuelta en un papel amarillento estaba la cruz que alguna vez quise comprar y que aún hoy (45 años después) conservo.
Escrito en Lima
20 de abril de 2006
SAMUEL

Samuel nunca imagino que al terminar la calle encontraría lo que siempre había estado buscando, pero es que acaso podía ser ella ¿No?, - nadie lo sabia - pero igual se fue, que pasaría si la hubiera seguido, es que acaso la hubiera alcanzado, no lo supo hasta esa tarde en que por causa del destino lo intento, camino, camino más rápido y la alcanzo, o es que ella se detuvo para que él pudiera verla al fin, ¿Quien podrían resolver eso?, Nadie… y es que Samuel, nunca había sido un tipo hábil, era larguirucho, desgarbado y el melenudo que siempre quiso tener una banda, le apasionaba la música. Bueno, la cuestión es que nunca lo logro y a pesar de sus enormes ojos azules, y cabello entre marrón y café, nunca pasó de ser uno más.
Recuerdo aquellas tardes en que al salir del colegio nadie dejaba de pensar en lo que se haría en la tarde, y es que claro, el hacer las tareas en grupo era una buena excusa para reunirse y hablar de aquellas chicas que por entonces nos hacían suspirar, ¡Ay! aquellas chicas que siempre aparecían en nuestros sueños, pero que solo algunos pocos en los que no me incluyo tuvieron la satisfacción de al menos cogerles la mano y es que con apenas 11 años no aspirábamos a mas, recuerdo cuanto hizo Samuel por mandársele a aquella chiquilla gordita que era su vecina y que estudiaba en el colegio vecino al que se solía asistir a manera de diversión, pero que valor tuvo que tener Samuel para hacerlo, recuerdo que fue ayer cuando se acerco y hasta tenia el cabello duro, estaba limpio y es que eran pocas las veces en que lo vimos limpio, como temblaba el flaco, hasta dudo pero siempre estábamos allí nosotros para apoyarlo, pero cuando vimos salir del campo de batalla a nuestro derrotado compañero todos corrimos hacia a él, si hasta parecíamos hermanos, hasta al negro del salón, nos abrazamos y es que nadie era racista pero bien que lo molestábamos, y es que nunca falto un bromista de aquellos que dijese que si no fuese por Ramón Castilla, que seria de ti negro!!!, esas palomilladas de chicos que de grande uno recuerda y no se puede dejar pasar la fiesta de promoción, odiosa, recordada, casi ensoñada, cada uno vivió la fiesta como pudo y con quien pudo, así Samuel no tuvo otra que ir con su prima, que dicho sea de paso no estaba nada mal, si supieran los apodos que tenia la pobre, y es que el no ser agraciada tampoco implica fealdad, además no hay mujer fea lo que falta es licor...
Y hasta ahí un capitulo más en la vida de todos nosotros la secundaria, llena de amores, desencantos, frustraciones y optimismo, hacia un futuro mejor, y Samuel???, donde quedo Samuel, corría el año 2000, y todos se había distanciado, cada cual eligió el destino que quiso, algunos se casaron, otros terminaron trabajando y algunos los mas pudientes, en el extranjero o en alguna empresa gracias a la influencia que uno siempre debe tener, pero indagando y buscando direcciones a través de las guías encontré la dirección de alguno de aquellos compañeros del colegio y así se inicio una búsqueda que movilizo a medio centenar de personas y es que éramos varios en aquel pequeño salón, así localice a Ramón, Pedro, Rafael, Gilberto, Coco, Esteban y tantos otros, pero Samuel , nadie lo ubico, solo faltaba el y el loco, el loco estaba disculpado y es que salir de la cárcel, no era algo sencillo, bueno fue así que nos encontramos todos un día en mi casa y después de algunas copas, decidimos buscar aquel tipo que con su gracia, chispa, carisma, y originalidad, supo alegrarnos aquellos días de colegio, empezamos con los avisos en aquellos periódicos, que quisieron ayudarnos a cambio de algún sencillo, nada, después de 3 meses de búsqueda profesional (que no resulto siendo tan profesional después de todo), estábamos como al principio con las manos vacías, algunos dijeron que lo vieron por la playa solo, andando, pero que huyo al verlos, otros que estuvo en la puerta de algún hipermercado de los que pululan en la gran Lima, los más osados dijeron que se había hecho famoso y había cambiado de nombre, en fin…
Decidimos por el bien de todo nosotros y de nuestras familias que ahí quedaría el asunto, pero ¿Qué le habría pasado?, y es que Samuel se había convertido en un prontuariado delincuente, quien lo habría imaginado aquella tarde que se dirigió rápidamente sobre su nuevo objetivo, nunca pensó que podría ser ella, sí aquella chiquilla por la que años antes se había cortado el cabello ante la negativa de esta a ser su enamorada, ninguno de los 2 lo podía creer, pero así fue, él que la sujeta por el cuello, y saca su arma, un pistola de juguete, y es que si algo había aprendido de aquellas mañanas en el colegio parroquial al que asistíamos, era el respeto por la vida, pero bueno, no se sabe como pero alguien aviso a la policía, que inmediatamente se apersono al lugar y a pesar de que aquella señorita quiso tapar lo evidente del asalto, nunca fue escuchada por los agentes del orden, quienes lo encañonaron, Samuel quiso entregarse, y algo torpe separo el arma de su cuerpo, y con la confusión tropezó, gracias a que todo el día había lloviznado, y se escucho un disparo que termino con la vida de Samuel y con nuestro afán de periodistas por saber donde encontrarlo, llamaron a uno de nosotros para notificarle la muerte de nuestro entrañable compañero, y es que estaba solo en el país, su familia se fue al extranjero, y él también lo hubiera hecho pero más pudo su adicción a las drogas y su agitada vida, de ahí que su familia decidiera no involucrarse mas con él, fuimos una delegación a la morgue, entramos, y lo encontramos allí, era él, ¡Pobre!, algunos soltamos unas lagrimas por su triste final, pero la vida continua, después en el velatorio, una reunió e interminables compañeros que asistieron a darle el ultimo adiós al compañero Samuel, su entierro fue sin muchos lujos y es que no todos pudimos colaborar con la causa, ahí lo dejamos en aquella caja que separa la vida, de la que llevamos y que bien podría decirse que no es vida, porque pocos no la viven a plenitud. Pero que paso realmente que fue lo que llevo a que el no la atacara, recordando algunos meses después y en posesión de algunas de sus pertenencias, descubrí una foto y un diario, lleno de recortes y fechas, la chica de la fotografía se parecía mucho a aquella señorita desconocida que se apareció en el entierro y a la que nadie conocía, su nombre era Milagros, y entre sus muchos apuntes se podía leer:
“eres como la luz de mis ojos,
de aquella de la que no puedo escapar
que me envuelve y dirige mi andar,
mis sueños y mis esperanzas”
Examinando las notas descubrí un Samuel muy poco conocido, recluido, ensimismado, muy idealista, con grandes aspiraciones, pero muy vació, solo, agobiado quizás por sus problemas, esta chica había sido su enamorada, por alguna tiempo antes de que se fuera a España, y lo abandonara, ella había sido su primer enamorada y su primer amor, leí por ahí también:
“Si dejase de pensar en ti, no tendría en que pensar”
“Quise echarme a dormir para olvidarte y olvide que tu eras la dueña de mis sueños”
En fin, parece que a pesar de la distancia el la siguió queriendo, pero bueno después de leerme varia por no decir todas las paginas, se me pasaron 3 años, al cabo de los cuales el vuelve a tener contacto con ella, y es que había regresado y un día se encontraron por la calle, y es que ambos eran amantes del mar, de respirar el aire fresco con sabor a sal, de sentir, que las olas revientan contra las piedras, de ver las gaviotas que libres vuelan, de la arena que brillaba al atardecer pero en especial del sunset, de ver como se destiñe en contados minutos el sol, para dar paso a un clima de tranquilidad y sosiego, en la oscuridad, fue así que se volvieron a ver y se encendió en él, aquellos sentimientos que durante los años de ausencia negó, se acerco quiso hablarle pero algo se lo impidió, no sabia muy bien que era y es que todo había cambiado ella no era la misma, lo rechazo al verlo, su mirada se aparto y Samuel se sintió morir, quiso poder abrazarla, decirle que la había extrañado, solo le bastaba verla para saber que la vida tiene sus altas y bajas, pero cuando ella volteo y raudamente se dirigió hacia la pista, por su cabeza solo paso una sola idea “Odio”, fue así como decidió buscarla, lo planeo todo, sabia donde vivía, que le diría y que le haría, por ello al terminar la calle, se le acerco, ella se asusto, le cogio la mano y a él le resulto increíble y ella hablo, le dijo que la disculpara que ella nunca quiso hacerle daño, que el también fue importante en su vida, que se tranquilizara, le explico el porque de su actitud en la playa, y Samuel, sintió llorar, pero personas que habían visto el incidente y el arma de por medio, se alarmaron y fue así, esta vez la historia no tuvo un final feliz, y yo que fui el único que supe de esto decidí escribirlo y hacerlo publico, por el bien de todos, sobre todo por el bien de aquellos de los que esta, pudiera ser su historia…
Escrito en Lima, 2005
UN BESO Y UN RELOJ

Pensó que aquella noche acabaría así, levanto la mirada y aún seguía ahí, durmiendo, con los labios entreabiertos como queriendo decir algo, su cabello ondulado y castaño, que se deslizaba sobre su rostro color bronce, quiso besarla pero sabia que no debía, en vano trato de acercarse, jalo la sabana delgada que los cubría e intento mover la almohada que cual muralla separaba sus cuerpos, pensó en acariciarla primero, miro su reloj, el segundero avanzaba más rápido que de costumbre, volvió a mirarlo… 4:37 de la mañana y no podía pensar en nada más que en eso, se volteo y la miro, contemplo su bello rostro y pensó en tenerla porque el la querría, al menos eso pensaba, volvió a mirar su reloj, 4:45, se levanto camino a oscuras hasta llegar a la sala, donde la luna era lo único que alumbraba, camino hacia la ventana mientras sus ropas golpeaban entre si, la luz lo cegó por un instante, metió la mano al bolsillo y saco una cajetilla de cigarros, cogio uno y lo prendió, sintió que el humo le penetraba los pulmones, tuvo una sensación de ahogo y pensó en su juventud, recordó aquella vez en que le dio una pitada a un cigarrillo, cuando sus amigos del colegio se lo ofrecieron… pero repentinamente giro sobre su hombro derecho y ahí la vio, estaba bella, ella tenia puesta una de sus camisa, aquellas que poco solía usar (no le gustaban las formalidades), él quiso decirle algo pero su voz era irreconocible, solo salía humo de él y en cada frase y palabra, ella se disipaba más, era como si la estuviese aspirando, y todo esto le causo gracia y con un fuerte sobresalto producido quien sabe porque cosa, se despertó, aun seguía en la cama y ella también, miro su reloj nuevamente, eran las 5 menos 4, pensó en lo que haría más tarde cuando tuvieran que presentar esa exposición y pensó, pensó mientras el epifanico silencio los acompañaba, por fin pudo colocar su brazo por debajo de su cuello y la beso en la frente, sintió un murmullo y unos ojos que lo miraban, le tomo el mentón con la otra mano y ella se la cogio fuertemente, el sintió que algo le recorría el cuerpo como aquella vez que estuvo enamorado, acaso seria eso, pensó durante largo rato y encontró la respuesta, Si, era eso, se había vuelto a enamorar, entonces ella le pregunto acerca de lo que estaba pensando, se quedo callado un segundo y se armo de valor, “en verdad quieres que te diga lo que estoy pensando” pregunto, y escucho un “si” por respuesta, entonces con voz pausada y temblorosa pero decidida le dijo: “en ti, pensaba en ti, y es que no sabia si decírtelo o no, porque tu belleza me hizo dudar, yo te quiero…” y ella lo miro con ojos tiernos, como aquella madre que por primera vez mira a su hijo recién nacido, pero este era un amor distinto, levanto la cabeza y se acerco a él, casi de manera inmediata y como si jalando un hilo acercaran dos cuerpos, ambos se fundieron en un beso, el reloj marcaba 5:48 y ahí se detuvo porque cuando uno ama, el tiempo no camina…
LIMA, 2005
COLOFON
Al día siguiente…
Un beso y un reloj, es la historia de una noche de misterio, de un trabajo universitario a medio terminar, envuelta en un halo de fantasía, lo que le otorga un tinte fantástico e increíble, acaso no te ha pasado que te levantas y no sabes si lo que pasó fue real o lo soñaste, y el tema del amor que siempre me perseguirá en esta y en mis obras posteriores, si es que desde luego hay mas tiempo.
SaLIDa

“Alguna vez quise salir para no volver, y tú fuiste la razón para no hacerlo”
Casi estuvo a punto de arrollarla con la llanta delantera de su bicicleta, se había detenido dios sabe porque razón, estuvo a 3 segundos de quitarle la vida a una indefensa paloma gris, moribunda que yacía con el pecho descubierto y sangrante, en sus ojos reflejaba la inocencia de aquel que ve la luz del mundo por última vez, se apresuro a levantar al pobre animal, dejo la bicicleta sobre la acera de una Lima que lo alejaba de todo y de todos, total a él nadie lo esperaba en casa, hacia 4 años que estaba solo, con su vida, sus libros, sus caminatas a medianoche como quien planea alguna asalto mientras la ciudad duerme, se había levantado muy temprano aquel domingo, y es que el no solía salir los sábados, ni los viernes, ni ningún otro día, sólo conocía a la dueña de la pensión donde vivía, si es que a eso se le puede llamar vivir, estar metido en un cuarto de madera, entre trastos abandonados y polillas, donde lo único que se respiraba era soledad y olvido, aquel día no salio a comprar el periódico, y tampoco pensó en desayunar, a lo mejor iría a la misa del mediodía, total en casa nadie lo esperaría o acaso alguien notaria su ausencia, era como aquel Fantasma de Canterville, que pasaba a través de la gente:
“Yo era un hombre bueno, si hay alguien bueno en este lugar… Sin embargo estoy tirado y nadie se acuerda de mi…”
amaba esa canción pensaba que quizás el no era el único que se sentía así, distinto, olvidado, ofendido, quizás en algún otro lugar del planeta, también existía alguien así, o muchos como él, en todas partes del mundo, seres utópicos, hartos de la podredumbre, de la mediocridad, con ganas de cambiar el mundo, en fin, se levanto de la cama, y asomándose al jardín de la casa, diviso una bicicleta y esta le recordaba aquella bicicleta de la infancia, con un faro delantero, el marco muy delgado, de metal que reflejaba su rostro apesadumbrado, así que se adelanto y la estuvo contemplando largo rato, segundos, minutos, total nadie lo esperaba en casa, hasta que doña Roberta, la dueña de la pensión que lo había estado observando desde su habitación del segundo piso, envuelta en sus ropas de domingo y que ya había regresado de misa, a la que asistía religiosamente todos los domingo a la 6 de la mañana, lo había estado contemplando y le recordaba aquel niño que se deslumbra ante el juguete nuevo en la noche de navidad y que según la tradición atribuye a la generosidad de Papá Noel, extraño ser que según se dice lleva regalos a todos los niños del planeta en noche buena, largo camino el que recorre desde el polo norte, en fin, los niños creemos en toda esa clase de cosas, en esa etapa, aunque a veces este gordito generoso nos haya traído cualquier cosa menos lo que pedimos en nuestra carta, así que lo llamo y le dijo:
-“Si quieres puedes sacarla, esta un poco vieja, pero si quieres es tuya”,
Esteban asintió con la cabeza y se dirigió a su cuarto, aun no daban las 10 así que decidió salir a dar una vuelta, este seria un día distinto se dijo a si mismo, saldría de su rutina, no tendría alas pero ahora tenia una bicicleta, y con ella y su energía, podría ir a donde quisiera, aunque para tener 29 años no lucia como una persona de esa edad, era delgado, bajito, de ojos inquietos, y de rostro áspero como la piedra, inexpresivo, carente de gestos, pero ahí estaba con aquella paloma gris a la que había curado, caída de aquel árbol, roído por el viento, el paso de los años, y aquellos corazones atravesados de las ocasionales parejas a las que servia de recordatorio de aquel amor de verano, estaba tiritando de frió, y es que noviembre siempre fue frío y lo seguirá siendo, así que decidió llevarla a su cuarto y ver que pasaba, la coloco en una canasta que encontró al fondo de un cuarto en el que descansaban varios trastes viejos e inutilizables, desde aquella tarde de noviembre ya no estaba solo, ahora tenia una paloma gris y ella lo tenia a él, así que un día salieron a encontrase con el mundo, a descubrir todo lo que antes se habían negado a ver, él en la bicicleta y ella en sus alas y nunca más volvieron a saber de ellos.
Lima, 2005
AL FINAL
Difícil comenzar un relato de este tipo, sin involucrase en la historia, reflejo de lo que alguna vez paso, pero sólo paso por mi mente, a lo mejor me identifique con el ave que estuvo a punto de ser arrollada, o con el chico de la bicicleta solitario y sin hacerle daño a nadie, y tú, con quién lo hiciste…
MUJER ESTRELLA

-Para Mi Estrellita-
Hace mucho tiempo en una ciudad llena de miedos y frustraciones, de júbilos y lamentos, en la que cada día es una nueva manera de enfrentar el mundo y a nosotros mismos, un hombre solitario, tranquilo, soñador, espontáneo y libre se enamoro de una estrella, y hubiera sido fácil para cualquier mortal hacerlo, ya que ella era preciosa, radiante y con su sola presencia alumbraba todo el firmamento.
Fue así que la soledad y los astros echaron las cartas un día y decidieron juntar a este ser soñador con aquella estrella.
El siempre salía por su ventana a contemplarla y le contaba sobre su vida, porque sentía que ella la entendía de una manera particular, entonces le hablaba de sus alegrías, miedos, sueños y esperanzas; otras veces salieron a caminar por las calles, el entre mortales y ella por el azul del cielo. Fueron también al mar y caminaron y caminaron casi hasta el amanecer, casi de la mano mientras la brisa del mar, mudo testigo de aquel encuentro la mostraba más hermosa, y el añoraba poder alcanzarla, aunque sabia que nunca lo lograría, pero igual se conformaba con mirar al cielo y saber que siempre estaría allí.
Así se pasaron las noches y las semanas, entre recuerdos, risas y sueños, hasta convertirse en un rito, en algo mágico, en algo casi incomprensible para la razón humana, aquellas que nos habla de evidencias material, limitándonos a encerrarnos en nuestros sentimientos y frustraciones.
Hasta que una noche ella estuvo sola, y espero, espero y sin darse cuenta se quedo dormida, pensó que quizá le habría pasado algo, ¿Quizá lo habría olvidado?; volvió al día siguiente y lo espero, sabia que lo esperaría todo la vida, pero no se lo había hecho saber, la escena se repitió, una y otra vez, y aquel hombre nunca aparecía.
Y otra vez se volvieron a encontrar la soledad y los astros, y se apenaron al ver lo que habían hecho, la vieron en un rincón, triste, alejada, sin ese brillo que hablaba por ella, sin esas ganas de vivir, que la hacían diferente. Entonces tratando de enmendar aquel error, le dieron forma humana y le permitieron bajar a la tierra.
Y fue así que se convirtió en una hermosa mujer de cabellos plateados, ojos gélidos de color cielo, y de piel dorada por el sol, llena de nobles sentimientos y virtudes humanas.
Camino, anduvo perdida durante algún tiempo, indago, conoció gente, gente que le pareció interesante, otros a los que no hubiera querido conocer, porque encontró en ellos sus mismos sufrimientos, pasiones, anhelos, deseos, y temores, pero también aprendió mucho, comenzó a entender a los humanos, el porque de sus alegrías, felicidades, porque reían, en fin; y así por un momento creyó estar cerca de él, le pareció verlo en las calles, en bares. En la playa creyó haber encontrado sus huellas, y cuando se disponía a seguirlas el mar las limpio de la arena, pero así prosiguió; una vez, lo imagino sobre el cielo, y fue cuando lo entendió aun más, miro hacia el cielo, hacia aquel imponente firmamento, y vio todo su esplendor, el no la quería solo porque fuese bella, sino porque también pertenecía a ese universo, con ella encontraba su propio ser, y eso lo hacia sentir libre, sentirse único y privilegiado al poder contemplar a través de ella toda la creación.
Hasta que un día se animo a contarle su historia a un joven que caminaba por la playa, en busca de algo, y le pareció tan sincero, sintió que la podría ayudar y mi amigo pensando que los podría ayudar me la contó, es por eso que me anime a escribirla para que si tú eres aquel hombre, no te olvides de mirar al cielo, recuerda que siempre habrá una estrella que piensa en ti.
COLOFON
Mujer Estrella, es la mujer que aun no encuentro, se que debes estar en algún lado, buscándome como yo lo hago por ti, es un relato real, una historia que busca ir mas allá de la fantasía existente en su contenido, mi mujer estrella llego un día pero se fue tan rápido que olvide pedirle las coordenadas de su futura ubicación.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a los que sabían del contenido del mismo, antes de su publicación, gracias por dejarme entrar en sus vidas y por acogerme sin restricciones, a las personas a las que quiero y a las que nunca voy a olvidar, a la que me inspiro en la realización de esta aventura, aunque ya no estés cerca (Estrellita) y como siempre a los incondicionales, y por sobre todas las cosas, a mi familia.
K-NGREJO

Ya habían pasado más de 40 minutos y aún no aparecía, habíamos quedado en encontrarnos afuera del restaurante, pero nada, la gente pasaba sin ningún apuro, por instantes la calle se quedaba sola, en otras pululaban los vendedores mezclándose con las caras de nuestra ciudad de techo color panza de burro, al fin recibí una llamada, era Laura…
- Recién voy a salir de mi casa, me esperas, ¿Ya? nos vemos, un beso
- Bueno, entonces nos vemo… (era demasiado tarde, ya me había colgado)
No quedaba de otra, así que me dirigí a una de las bancas de la plaza de armas, habíamos quedado en encontrarnos en la trasnochada Jirón de la Unión, de rato en rato se me acercaban los lustrabotas, a ofrecerme brillo y una conversación amable.
Me lancé a una de las bancas mas gastadas de la plaza, cansada, dormida, siempre amanecía entre el ruido de la ciudad, o acompañada por ocasionales borrachos y ladronzuelos, a lo lejos los turistas, divagaban y discutían acerca de la mejor posición para obtener unas buenas fotos, mientras las palomas se alimentaban del maíz que generosamente les era arrojado por los mas niños y también por los mas grandes, el agua de la pileta trataba de contener en el algo el fuerte calor veraniego.
Me encontraba disfrutando de un helado, cuando a lo lejos me pareció divisar a Laura, envuelta en un vestido casual –azul- lentes del mismo color, y un bolso celeste, que adornaban su figura mientras el sol se encargaba de mostrármela radiante. Me adelante a su encuentro, ella aun no me había divisado así que pensé en tomarla por sorpresa, rodee el parque tratando de ocultarme entre la gente, me deslice hacia la entrada opuesta al Jr de la Unión, desde ahí avance casi mecánicamente, tratando de esquivar una mirada que pudiera ponerme en compromiso, avance muy despacio, tan despacio que casi me tropiezo con migo mismo, al fin la cogí del brazo y con un tono de voz distinto al mío, le exigía que me entregase el bolso y que no voltease.
A los 5 minutos nos encontrábamos caminando por un pasaje cercano a la plaza mayor, mientras trataba de hacerme disculpar por la pesada broma que le había gastado hacia tan solo segundos, su rostro aún estaba absorto ante lo que había ocurrido, así que prometí invitarla a comer lo que quisiera, tratando de buscar su divino perdón.
Al fin entramos a un restaurante, lleno de espejos, con dibujos en las paredes, llenos de olas, palmeras, aves, y un radiante sol, a lo lejos redes, timones de madera, era un ambiente agradable, casi acogedor. Laura decidió que entrásemos a ese lugar, porque ya había venido antes, en realidad a mi no me gustaba mucho la comida marina pero acepte porque necesitaba excusarme de alguna forma.
Al rato ya nos hallábamos almorzando, mientras ella degustaba un plato de arroz con mariscos, yo había optado por un ceviche mixto, hacia mucho tiempo que no comía este plato, en realidad me gustaba, pero casi había olvidado cuando fue la última vez que lo probé.
Laura había terminado rápidamente su arroz y casi de inmediato llego a la mesa, un plato mas, algo adicional, quién habrá pedido eso, me pregunte, a lo mejor fue Laura cuando me dirigí al baño, bueno ya estaba en la mesa, así que decidí probarlo, al rato me sentía mal, la cabeza me daba vueltas, transpiraba profusamente, la visión se me estaba nublando, unos puntitos aparecieron en mi cuerpo, me dirigí a los servicios y me quite la camisa, era lo que me temía, me había intoxicado, comencé a cavilar acerca del por qué de la intoxicación, no había comido nada que me hiciera mal, a lo lejos un recuerdo se apodero de mi cabeza, comenzaba a recordar la ultima vez que comí ceviche, recordé que me daba alergia el cangrejo pero yo no había ingerido nada hecho con ese crustáceo. Mientras salía del baño, recordé la boleta de consumo, había algo extraño era un plato de nombre ingles, “Crab in sauce of large oyster”, siempre había sido un negado para los idiomas, así que mientras salíamos del restaurante, le pregunte a Laura que era eso.
- ¿Por qué me preguntas eso?, ¿No te gusto?
- No es por eso, es que quería saber, simple curiosidad.
La verdad es que ya me sentía mal para ese entonces, así que decidí dejarlo ahí, decidí llevara Laura a su casa, pero ella insistió en llevarme a la mía.
Ya estábamos frente al portón del edificio, y yo me sentía mucho peor que al comienzo, pero logre divisar algo entre mis desvaríos, el rostro de Laura se había transformado en algo escabroso, parecía que estuviese disfrutando de algo.
- Ya me voy - y otro día ni se te ocurra volver a asustarme. Chau.
- No te preocupes, no volverá a suceder.
- De eso estoy segura… Ah… me olvidaba, lo ultimo que comimos se llamaba “Cangrejo en salsa de ostión”, espero que lo hayas disfrutado, ¡Ja ja!
Su rostro anunciaba la venganza consumada (una gran sonrisa se dibujaba en ella) a lo lejos se aproximaba el comienzo de una larga tarde.
AGRADECIMIENTOS
Gracias a los que nunca me dejaron desfallecer cuando la vida giraba tan rápido, a todos los que me han apoyado de alguna u otra manera, a mi banda THE DOLLY´S.
DESPERTABA Y ...

Despertaba, todos los días, siempre del lado derecho de la pared, aquella mañana no fue como las demás se levantó alrededor de las siete, justo cuando empezaba a sonar la alarma, saco una mano por debajo de la colcha, que parecía haberlo envuelto, cual momia egipcia que espera su sarcófago, miro raudamente el calendario, casi no lo podía creer, era martes, y al costado del martes el número indicaba 25, acaso estaría tan viejo ya que no se había acordado de su onomástico, en fin, se repuso de la sorpresa y decidió esperar a que alguien llamara para saludarlo, así que decidió quedarse en cama por algún rato más.
El reloj avanzaba lentamente casi ni había pestañeado cuando de repente sonó el teléfono, inmediatamente brinco de la cama, entusiasmado, corrió al teléfono, con la sabana encima, y por desgracia, se tropezó con la misma y cayo de bruces, intento reponerse del duro golpe, el teléfono aun sonaba como queriendo apurarlo, al fin pudo ponerse de pie, anduvo desnudo por su sala, y en el preciso instante en que levantaba el auricular, el ring cesó, maldijo el piso, la sabana, la cama, sus ideas egocéntricas, se maldijo el mismo, respiró profundo contó hasta 10, o 20?, regreso a su cuarto, y se estuvo preguntando quien sería, y casi de inmediato pensó sería Juan?, - su mejor amigo e inseparable compañero de inacabables noches de ron y cerveza, no! - a esa hora debería estar en el trabajo, o acaso Paola?, - cogió su toalla, y se dirigió al baño, abrió el grifo del agua y se puso debajo de la ducha, había cogido el champú, cuando nuevamente comenzó el teléfono a sonar, abrió la llave del grifo y el agua fría que de la ducha salio lo dejo petrificado, el que siempre se había bañado con agua tibia ahora tenia que reponerse de aquel embiste, así que se enjuagó la cara, el teléfono seguía sonando pronto ya se encontraba frente a el así que lo iba a levantar cuando sonó el timbre de la puerta, ¡Maldición!, exclamo y se detuvo a pensar en que haría primero si contestar el teléfono, quizás seria la misma persona de hace unos instantes quien estaba insistiendo una vez más, para saludarlo por su onomástico, o mejor se dirigía a la puerta y averiguaba quien era, total si querían saludarlo de verdad, volverían a llamar, el teléfono seguía sonando y la puerta también, esto parecía haberse convertido en una competencia sónica, por fin se decidió a contestar primero el teléfono, debería ser algo importante pues ya llevaba largo rato sonando, así que levanto el auricular y solo escucho el tono que indicaba que se había perdido la conexión, rápidamente se dirigió a la puerta pero se hallo desnudo y con champú en la cabeza, así que enrumbo a su cuarto en busca de algo con que cubrir su robusto vientre, pero no hallo nada, recordó haber dejado ropa en el cuarto de lavado pero esto pareció no importarle, no debía hacer esperar a esa persona o personas, a lo mejor eran los vecinos que se había organizado para sorprenderlo con motivo de su cumpleaños, así que se puso la toalla encima y se apresuro en abrir la puerta, dibujo su mejor sonrisa y abrió la puerta, frente a el se encontraba uno de esos vendedores de los que abundan en Lima y que intentan venderle a uno de aquellos productos multiusos, a un precio increíble, algunos vienen hasta con regalos decepcionado lo miro de pies a cabeza, leyó el nombre que colgaba de su brillante fotocheck se llamaba igual que él, esto lo conmovió, recordó haber comenzado casi como él, trabajando en la calle, así que escucho aquel discurso aprendido de paporreta y muy vació, pago los 15 soles que costaba aquel producto quita manchas, se despidió con un tono amable, y cerro la puerta.
Ya de regreso en la ducha recordaba tener un pantalón en la gaveta del segundo cajón, muy refundido casi enterrado y viviendo sus últimos días al que nunca le había podido quitar una mancha, ya en su cuarto busco el pantalón y lo limpio con aquel producto, procuro no echar mucho de aquel liquido transparente y con olor a lejía, esta bien que el pantalón sea viejo pero tampoco quería echarlo a perder, casi no lo podía creer, en el acto la mancha había desaparecido, lo plancho y se lo puso, tenia que apurarse pues no quería llegar tarde al trabajo, así que bajo presurosamente las escaleras, y al introducir la mano en el bolsillo encontró una vieja tarjeta despintada, testigo del paso del tiempo, encontró en ella un numero, este no se le hacia familiar así que lo volvió a guardar y se fue a su trabajo. Entro muy despacio a la oficina, debía darles tiempo a todos para que lo saludasen, cosa extraña nadie se inmuto al verlo, todos lo saludaron como de costumbre y el sintió morir, Ja ja ja, pensó para si, deben haber organizado algo para el almuerzo, les voy a seguir el juego pensó, ya en su escritorio encontró un sobre con un remitente desconocido, así que tomo entre sus manos el papel y lo rompió, el mensaje era muy extraño decía:
“DESPIERTA HOY ES EL DIA…”
Bueno él sabia que obviamente, era el día, era su día, acaso alguien quería jugarle una broma, si era así era de muy mal gusto, metió la mano en su bolsillo y el papel seguía allí, decidió ver bien los números, pues había algo en ellos, que le llamaba la atención:
“97 34 56 54”
Si, ya lo recordaba ese día había salido con Paola, su gran amor, siempre había estado enamorado de ella, desde primaria, pero nunca se había atrevido a decírselo, por eso mientras almorzaban la salsa le había manchado el pantalón y cuando se despidieron ella le dio su tarjeta, bueno que extrañas coincidencias, no le dio mayor importancia, pues, tenia que terminar de revisar unos balances del primer semestre del año y le faltaba mucho por terminar, el reloj avanzaba muy despacio, aun faltaba mucho para la hora del almuerzo, y el trabajo no avanzaba, la gente, le bullicio de una oficina pública lo había cansado.
Ya faltaba menos de una hora y ya tenia listo el reporte, cuando de pronto sonó el teléfono, era una llamada interna, lo sabia por el color verde del pequeño foco del teléfono, al levantar el auricular, escucho del otro lado la voz de su jefe , a lo mejor querrá saludarme personalmente, claro, de eso se trataba a lo mejor sus compañeros se habían enterado de aquel detalle y por eso se habían molestado con el, que ignorantes, que se mueran de la envidia, se apresuro a contestar la llamada:
- Sr. Rojas, necesito hablar con Ud, así que acérquese a la oficina inmediatamente.
- Muy bien, en seguida estoy por ahí
La oficina no esta muy lejos del despacho, así que se dirigió raudamente a la oficina, entro sin anunciarse ante la incrédula mirada de la señorita secretaria que no pudo hacer nada en su vano intento por detenerlo.
- Bueno Sr. Gálvez hoy es el día, espero que haya planeado algo…
- Si, muchas gracias en serio, no pensé que se tomaría la molestia de mandarme llamar, la verdad que quería pedirle el día libre
Su aspecto cambio enseguida, sus ojos se tornaron rojizos, el ceño se le frunció, los pómulos se inclinaron hacia delante y cruzo los brazos
Creo que hay un error Sr. Gálvez, lo hice llamar porque hoy es el día en que comienza la reducción de personal y quería informarle personalmente acerca de su despido, Ud. comprenderá que se debe a causar de fuerza mayor
No supe si comenzar a reírme o llora de la impotencia.
Así que me di la vuelta y me dirigí a la puerta, a lo lejos escuche un ¡Feliz Cumpleaños Sr. Gálvez! y creame que lo siento.
Comencé a limpiar mi escritorio, el mismo que había utilizado por mas de 18 años, cuantos recuerdos, cuantos cafés habían adornado mis mañanas mas frías, trate de limpiarle algunas manchas pero casi fue inútil, el tiempo se había encargado de hacerlas eternas, al fin tenia todo listo, mis apuntes, los libros de contabilidad, el fotocheck, la computadora portátil, en fin, me encontraba cargando mis restos por toda la oficina, cuando al atravesar la puerta una voz fuerte, reseca y melódica me llamaba, era el Jefe…
(UN RUIDO INFERNAL INVADIÓ LA HABITACIÓN, ERA EL DESPERTADOR)
Que sueño tan terrible, y si todo eso hubiera sido cierto, a lo mejor era un sueño premonitorio de lo que el destino había preparado para su cumpleaños numero 33, el despertador se había caído hasta llegar debajo de la cama, eran cerca de las siete de la mañana, se apresuro a levantarse, quería estar listo para enfrentarse a su destino. El reloj avanzaba lentamente casi ni había pestañeado cuando de repente sonó el teléfono, inmediatamente brinco de la cama, entusiasmado, corrió al teléfono, con la sabana encima, y por desgracia, se tropezó con la misma y cayo de bruces, intento reponerse del duro golpe, el teléfono aun sonaba como queriendo apurarlo, al fin pudo ponerse de pie y se quedo frente al teléfono que aún seguía sonando…
Escrito en Lima
14 de Diciembre de 2004 &
18 de Febrero de 2005
DURMIENDO CON EL ENEMIGO

El primer encuentro había sido desigual, en medio de la noche oscura y la afonía lúgubre de aquella habitación del piso superior, con un hueco como ventana pero sin marco, ni cristales y apartado de la vista del patio por una absurda imitación de persiana, aquello no era mas que un mantel a medio coser, algo escabroso por delante y peor por detrás.
Había tenido que emplazarse en aquella habitación porque llego a la casa sin notificarlo y ni su madre, una mujer mayor de aspecto cansado, despeinada que siempre usaba cristales y la mayor parte del tiempo se la pasaba fregando el piso ya que odiaba la suciedad y la holgazanería; ni su hermano pensaron que aquella morosa tarde de sábado llegaría a la casa con su mochila derrochada por las peripecias de la universidad, claro estudiar arqueología no era fácil y él lo sabia, cuantos arenales había recorrido, en cuantos charcos se había vencido sin más remedio que el reírse de si mismo y prometerse tener más cuidado para la próxima vez; y menos que vendría a quedarse, él siempre había blasfemado de aquella casa apartada de la civilización. Hasta el día en que fue desalojado del cuarto que compartía con sus compañeros de clase en el centro de Lima, bueno aquello no era exactamente un cuarto, porque el que haya tenido paredes no le otorgaba semejante titulo, el desalojo se había llevado a cabo una mañana en que él amaneció más tarde que los demás, ese día el sol no salio para no presenciar semejante espectáculo, el comunicado de Defensa Civil decía a la letra que aquella casona pronto se derrumbaría y fueron ellos mismos quienes se encargaron de desalojar a todos los habitantes, a pesar de la resistencia de los dueños en algunos casos.
Así que no fue hasta cuando amaneció y se dirigió al baño que noto algo extraño a la altura de las comisuras de sus labios, mas exactamente del lado derecho, izquierdo en el espejo que le mostraba los estragos de noches de resaca y cigarrillos baratos, fue así que intempestivamente sintió comezón debajo del antebrazo izquierdo busco asombrado que es lo que podía ser y encontró un pequeño bultito, el que alcanzo a divisar mejor con la ayuda de un espejo, espejo con el que su madre quitaba el exceso de vello que le crecía sobre las cejas, pronto sintió la misma sensación en el tobillo y luego en la pierna y en la otra también, no había nada que hacer había sido un ataque premeditado y las victimas habían sido varias, al menos ya había contado más de 7 puntos bermellones, a los que trato de eliminar con todo clase de bálsamos y antisépticos, sin encontrar ninguna solución hasta su madre le había dado una extraña receta sacada de quien sabe donde, llena de nombres extraños pero él sabia que no debería prestarle atención, sabia que eso era lo que estaba esperando el enemigo que se frote aquellos puntos, él sabia que no debía, que eso seria una señal de debilidad además esto acrecentaría el fuego de la batalla, sereno almorzó esa tarde, a pesar de los embates y de la magulladuras clavadas, que le recordaban a cada momento que el enemigo se había adelantado y había asestado el primer golpe, trato de distraerse mientras masticaba un trozo de carne durante el almuerzo, odiaba el lomo saltado siempre le había parecido comida de pobres; y la gaseosa refrescaba su garganta sedienta por el ardor de la venganza, esta noche seria distinto se dijo así mismo, esta vez estaría preparado, ya no seria un ataque por sorpresa ni mucho menos habrían mas bajas, aquella noche serena se dirigió al frente de batalla más temprano que de costumbre, y se instalo, en esa trinchera desconocida para él, en la misma posición que la noche anterior, ya lo había preparado todo, así que apago la luz y espero en silencio que apareciera el enemigo, espero largo rato, sabia que esa era la táctica secreta del enemigo, ellos esperarían a que se adormilase y luego lo atacarían, se había convertido en una competencia, en la que no valía cabecear, menos parpadear, ya no escuchaba nada, ni el silencio hacia bulla, quizás porque sabia que seria testigo de un combate homérico, así espero largo rato, pero ni el reloj avanzaba, miro el que llevaba en la muñeca a pesar de la oscuridad, y se percato que ya había pasado más de media hora y aun no sentía sueño, sabia que esta vez ganaría la partida, estuvo echado largo rato, ya no sabia cuanto tiempo había pasado, a lo mejor más de una hora, y comenzó a preguntarse si es que el enemigo vendría o sabia que ya lo estarían esperando y habría postergado el ataque, además el había estado planificando el contraataque durante todo la tarde y a estas horas, y vaya que ya era tarde, todos en la casa ya se había dirigido a sus habitaciones y las luces de la casa descansaban también, pero él ya tenia sueño y quería declararse ganador, esta noche no atacaran se dijo así mismo, ha sido una victoria muy fácil, así que poco a poco se fue acomodando en aquella trinchera, hasta que finalmente se quedo dormido en un sueño profundo y del que solo se sacudiría al día siguiente, afuera el enemigo había logrado su cometido, habían resistido mas, habían vencido por cansancio al enemigo y ahora entrarían y harían despojos del mismo mientras dormía, así que los zancudos se encaminaron al frente de batalla y comenzó una batalla disímil.
Escrito en Lima
Febrero, 2006
DE VUELTA A LA CIUDAD

Estaba harto de tener que quedarse en casa siempre que ellos salían, se había cansado de la soledad de aquel rincón maloliente y olvidado por ellos, él siempre había sido el ultimo de la casa, y a veces se preguntaba para que lo llevaron si en realidad no lo querían, ya había pasado más de 15 años en que había abandonado las calles del centro de la ciudad, aquella ciudad de la que mucho había aprendido, casi había olvidado lo que era pasar frió, y tener que disputarse la comida o restos de ella con otro como él, marginados por la sociedad, esa que nunca te escucha, al final había creído encontrar un lugar donde pasar sus últimos días, lejos del mundanal ruido de las avenidas, de los vendedores en carretilla, de los policías de transito.
Recordaba aquel día en que se detuvo a contemplar a un grupo de niños jugando en el parque, no sabia como había llegado hasta ahí, a lo mejor debió ser el destino, a lo mejor alguien quería que su vida tomara un rumbo distinto al acostumbrado, no sabia que es lo que lo había conducido a aquel lugar, y recordó también el golpe seco de una pelota, de una pelota llena de ilusiones y buenos designios, recordó haberla detenido antes de que llegara a la pista, y de cómo Rubén se le acerco y agradeció el gesto, nunca lo habían tratado así o al menos el ya no lo recordaba, se sintió bien, se sintió muy bien, después de tanto tiempo alguien no le aventaba piedras, ni ahuyentaba, se sintió protegido y querido aunque el sabia que la felicidad era transitoria, nunca completa, pero había que disfrutarla, recordó que otros niños también se le acercaron, que dejaron sus actividades para ir a verlo, pronto todos se le arremolinaron, todos querían saber su nombre pero el no podía decir nada, de pronto se sintió invadido por un sentimiento de nostalgia, que habría sido de su familia, de su madre, aun estarían vivos, no recordaba nada sobre ellos, así que trato de caer en gracia y comenzó a hacer piruetas con la pelota mientras los niños reflejaban en sus rostros la alegría, la felicidad de ver algo nuevo en sus vidas, así estuvo largo rato, no sabia cuanto había pasado a lo mejor don o tres horas, a lo mejor más, pero la noche caía, y con ella la rutina de siempre, algunos niños se fueron retirando tras el llamado de sus padres, al final solo quedo él y Rubén, y sin decir nada empezaron a caminar juntos, se dirigieron hacia el ruido de la ciudad, entre gente que no conocía, entre autos ruidosos, y voces que atemorizaban a los extraños, hasta que llegaron a un edificio antiguo de color gris, eso le recordaba su pasado, sus días grises, y por un instante casi eterno fue feliz, encontró en Brenda, Papá Ángel, Mamá Emilia, esa familia que había estado buscando, y se quedo, se quedo entre ellos, aprendió sus costumbres, sus hábitos, aprendió a caminar junto a ellos, a no perderse, a encontrar el camino a casa, ahora ya tenia una casa, y de eso hacia ya tanto tiempo.
Ahora solo en aquel rincón, se preguntaba que es lo que había cambiado, seria él, seria Papá Ángel que se enfermo y perdió el trabajo, a lo mejor Rubén que llegaba a casa ebrio todos los fines de semana, a lo mejor Mamá Emilia que había perdido el brillo característico en sus enormes ojos azules, o Brenda que se levantaba durante toda la noche a atender a la pequeña Mary, como habían cambiado las cosas, y ahora solo, se dio cuenta de algo, algo que le recorrió le espalda, que lo trajo a la vida, era tiempo de marcharse y él lo sabia, así que se alisto, abrió la puerta y decidido a enfrentarse nuevamente a la ciudad salio sin decir nada, sin pagar nada, sin deber nada, salio y se sintió bien, ahora estaba más viejo que antes pero sabia como sobrevivir en esta ciudad de fugaces alegrías, salio y se echo a caminar y ya nada le importo. Total el siempre había sido un perro y eso nadie lo podría cambiar.
Escrito en Lima
Noviembre, 2005
AGRADECIMIENTOS
Gracias a todas las personas con las que he compartido algo, gracias a todas ellas, pero en especial a mi amiga Faviola por su tiempo, por escucharme, por ser ella siempre.
A mi Familia.
LA CIUDAD DE LAS MENTIRAS

Todas las mañanas son iguales en la Ciudad de las Mentiras, siempre amanece con un clima particular para cada uno de sus habitantes, y vaya que son perturbadoras las vidas que llevamos.
Cada mañana me levanto con el sol de costado, inundando mi cuarto de luz, cada mañana me levanto y contemplo las mismas manchas en mi pared azul, las cosas siempre están en su lugar, el ropero viejo, con los papeles pegados en la frente, como retándome a mirarlo, la guitarra inservible en su funda negra en la que descansa el polvo de la habitación recostada sobre una vieja mochila llena de papeles inservibles, viejos, antiguos recuerdos, el espejo lleno de papeles, de notas a medio acabar, de libros que se mezclan con mis escritos, todos en la cima de los cajones, esos cajones que contienes mis miserias, mis disfraces, ahí están mis disfraces de Señor Alegría (el que siempre me pongo), en el otro extremo cerca de la ventana que me invita a salir a recorrer sus calles, esta la computadora, vieja, sucia, acabada, desgastada por las noches de insomnio, de ideas confusas, de sueños que son pesadillas, y mas atrás el radio ensuciándose de viejo, escuchando mis lamentos a medialuz y con el volumen bajito para no despertar a nadie.
Siempre el mismo cuento, siempre encerrado en la misma novela, la de mi vida, esta vida que aún no acaba, que me cansa, que no me ofrece respuestas, que solo me da migajas que no quiero recibir, la misma rutina, el mismo camino para llegar al mismo sitio, parece que todos se han confabulado para llevarme al mismo lugar, ¿Es esto justo? Me he preguntado siempre, sin hallar respuestas.
Ayer domingo salí como siempre con mi soledad a cuestas, quería que se distrajese, no quería que se aburriese contemplando mi vida, ya le enseñe todo lo que se, le enseñe a reírse de ella misma, a caminar sola y no perderse, a escuchar a los demás, a emocionarse con una canción que resuma mi vida, o parte de ella…
Justo cuando estaba en la parte más interesante del libro alguien toca a la puerta, por qué siempre suceden estas cosas me pregunte, cogí el separador gastado por el paso del tiempo y por el uso interminable de las lecturas, así que coloque el libro sobre la gaveta superior y me calce las sandalias, hacia demasiado calor en esta época del año como para llevar ropa, y mientras el sol alumbraba el pasillo me dirigí a la puerta maltrecha de los continuos golpes asestados por la vida y por uno que otro vendedor que no lograba ubicar el pequeñísimo timbre instalado por el viejo y cegaton electricista, cuando llegue a la puerta escuche una respiración agitada tras la puerta, al abrirla reconocí un rostro parco, cansado, peleado con el tiempo, con la cara cubierta de cabellos, algo desalineada como queriendo disimular la belleza que envolvía con su aura a esa ser, su nombre era Giuliana, nos conocíamos de años, nuestros padres se habían conocido una vez mientras nosotros jugábamos indistintamente en el parque que antes existía cerca de la casa, era un parque pequeño, lleno de arbustos, en el que se podía descansar mientras las palomas se encargaban de acelerar el paso del tiempo con sus revoloteos y persecuciones…
- ¿Estas ocupado? Pregunto con voz inquisidora, esperando convencerme de que necesitaba un favor, de que quería algo, algo que sabia que no le podría negar.
La verdad es que si lo estaba, había estado leyendo un libro que callo en mis manos, mejor dicho algo o alguien se había en cargado de ponerlo entre mis dedos, recordé haberlo visto en un puesto de aquellos donde se pueden conseguir libros, revistas, discos, etc.
Eso le gustaba, la música era lo que más le gustaba en la vida, así que ese día saco los únicos dos soles que tenia en su bolsillo y compro ese libro que llevaba por titulo “Alas de Mariposa”, el autor le pareció un desconocido pero igual lo compro, había algo en aquel titulo que le impacto, a pesar de que ser un libro gastado por la lectura de antiguos dueños, con las hojas, maltratadas, bordes doblados, algunos escritos al pie de pagina, encontró algunos números telefónicos de 6 dígitos
Cada mañana me levanto con el sol de costado, inundando mi cuarto de luz, cada mañana me levanto y contemplo las mismas manchas en mi pared azul, las cosas siempre están en su lugar, el ropero viejo, con los papeles pegados en la frente, como retándome a mirarlo, la guitarra inservible en su funda negra en la que descansa el polvo de la habitación recostada sobre una vieja mochila llena de papeles inservibles, viejos, antiguos recuerdos, el espejo lleno de papeles, de notas a medio acabar, de libros que se mezclan con mis escritos, todos en la cima de los cajones, esos cajones que contienes mis miserias, mis disfraces, ahí están mis disfraces de Señor Alegría (el que siempre me pongo), en el otro extremo cerca de la ventana que me invita a salir a recorrer sus calles, esta la computadora, vieja, sucia, acabada, desgastada por las noches de insomnio, de ideas confusas, de sueños que son pesadillas, y mas atrás el radio ensuciándose de viejo, escuchando mis lamentos a medialuz y con el volumen bajito para no despertar a nadie.
Siempre el mismo cuento, siempre encerrado en la misma novela, la de mi vida, esta vida que aún no acaba, que me cansa, que no me ofrece respuestas, que solo me da migajas que no quiero recibir, la misma rutina, el mismo camino para llegar al mismo sitio, parece que todos se han confabulado para llevarme al mismo lugar, ¿Es esto justo? Me he preguntado siempre, sin hallar respuestas.
Ayer domingo salí como siempre con mi soledad a cuestas, quería que se distrajese, no quería que se aburriese contemplando mi vida, ya le enseñe todo lo que se, le enseñe a reírse de ella misma, a caminar sola y no perderse, a escuchar a los demás, a emocionarse con una canción que resuma mi vida, o parte de ella…
Justo cuando estaba en la parte más interesante del libro alguien toca a la puerta, por qué siempre suceden estas cosas me pregunte, cogí el separador gastado por el paso del tiempo y por el uso interminable de las lecturas, así que coloque el libro sobre la gaveta superior y me calce las sandalias, hacia demasiado calor en esta época del año como para llevar ropa, y mientras el sol alumbraba el pasillo me dirigí a la puerta maltrecha de los continuos golpes asestados por la vida y por uno que otro vendedor que no lograba ubicar el pequeñísimo timbre instalado por el viejo y cegaton electricista, cuando llegue a la puerta escuche una respiración agitada tras la puerta, al abrirla reconocí un rostro parco, cansado, peleado con el tiempo, con la cara cubierta de cabellos, algo desalineada como queriendo disimular la belleza que envolvía con su aura a esa ser, su nombre era Giuliana, nos conocíamos de años, nuestros padres se habían conocido una vez mientras nosotros jugábamos indistintamente en el parque que antes existía cerca de la casa, era un parque pequeño, lleno de arbustos, en el que se podía descansar mientras las palomas se encargaban de acelerar el paso del tiempo con sus revoloteos y persecuciones…
- ¿Estas ocupado? Pregunto con voz inquisidora, esperando convencerme de que necesitaba un favor, de que quería algo, algo que sabia que no le podría negar.
La verdad es que si lo estaba, había estado leyendo un libro que callo en mis manos, mejor dicho algo o alguien se había en cargado de ponerlo entre mis dedos, recordé haberlo visto en un puesto de aquellos donde se pueden conseguir libros, revistas, discos, etc.
Eso le gustaba, la música era lo que más le gustaba en la vida, así que ese día saco los únicos dos soles que tenia en su bolsillo y compro ese libro que llevaba por titulo “Alas de Mariposa”, el autor le pareció un desconocido pero igual lo compro, había algo en aquel titulo que le impacto, a pesar de que ser un libro gastado por la lectura de antiguos dueños, con las hojas, maltratadas, bordes doblados, algunos escritos al pie de pagina, encontró algunos números telefónicos de 6 dígitos
- No, no estoy ocupado, solo estaba terminando de leer un libro que compre ayer mientras estaba por Quilca.
Jr. Quilca, el único bastión inagotable de la cultura under, subte, marginal en algunos casos, donde te puedes topar con singulares personajes que se enmarañan con su propias ideas y en torno a los cuales se arremolina gente sin rumbo, vagos que no tienen nada más que hacer, la ciudad no va a cambiar tan solo con palabras, pero ellos aun no lo saben ni discuten el tema, pero quilca subsistirá a pesar de todo y eso es lo que importa.
- ¿Necesitas algo?
- Si, necesito que me hagas un favorzote, es urgente, ¡Please! Vamos no seas malito, te prometo que es la última vez que te molesto con algo así.
Sabía que algo no estaba bien, ya había escuchado varias veces la misma historia, y aun no sabía como terminaban convenciéndolo, es que había algo en aquella chica de ojos tristes que le gustaba, algunas veces había soñado que salían a caminar, que al fin la besaba y cuando estaba a punto de decirle lo que sentía aparecía algo o alguien, y se la llevaba y él sin poder hacer nada, y no distaba mucho de la realidad, siempre le había hecho favores, siempre estuvo detrás de ella, arañando su sombra como diría Daniel, pero ella nunca se fijaría en él, en fin, cada uno tiene su mayor anhelo, y el de él se llamaba Giuliana.
- No hay problema, dime
- Es que necesito salir y quiero que me hagas un favorzote, tienes que llamar a mi casa y te haces pasar por algún compañero de la universidad, ya tu sabes, inventas algo, un trabajo, una reunión, ¿Ya?, llamas en un ratito, yo he dicho que iba a la tienda, así que me vine rapidísimo para que no se den cuenta, no te olvides, Chau…
Si le hubiera contado todo lo que sabia de su enamorado, pero bueno ese no era su problema, en realidad si lo era, pero no quería meterse, ya lo había intentado una vez y le fue muy mal.
Que difícil es vivir en una ciudad llena de mentiras, de mascaras, era tan complicado no terminar hundido en aquel fango, siempre he tratado de ser coherente entre lo que digo y hago, yo no creo en Dios, no porque no exista, eso seria reafirmar su existencia, sino porque no necesito hacerlo, así estoy bien, al menos eso creo hasta ahora, no necesito aferrarme a una mentira, a una infamia, no estoy blasfemando estoy diciendo mi verdad, aunque también se que no hay verdades absolutas y esto termine siendo un mal acertijo, hay días terriblemente grises en mi vida, porque tú no estas, se que todo es mi culpa por haberme subido a unas alas muy frágiles, a unas alas de mariposa, que solo me enseñaron la puerta del largo camino que hay hacia ti…
Esa noche algo paso en el edificio, no eran los niños traviesos, ni los mismos gritos de siempre, ni las antiguas discusiones, ni el bullicio de alguna fiesta, era todo lo contrario, esa día todo estuvo en calma, una calma que me ponía terriblemente inquieto, ansioso, a la espera de algún desenlace como los que suelo leer en los cuentos del Ektor, el reloj era el único que no descansaba, y esa noche no seria la excepción.
Me levante envuelto en un sueño agitado y transpirado, el clima tampoco ayudaba mucho, en verano siempre hacia calor, el sol salía con todo su esplendor sobre nuestras cabezas y allá arriba se jactaba de su gran poder. Prendí la luz en medio de la nada, y me dirigí a la entrada del edificio, allí esta July (así la llamábamos a Giuliana), sola, preocupada, con los brazos cruzados, como queriéndose enfrentar al mundo, ella sola y sin armas más que su coraje y la rabia que esa noche la embargaban. No sabía si debía acercarme, me detuve largo rato, y la estuve contemplando, había algo malo en esta novela, esto me recordaba al libro, era la puerta del largo camino que me llevaba a ella (a Giuliana), así que me adelante hacia ella, y ambos nos sostuvimos sobre la pared, mientras yo la contemplaba y ella aceptaba mi compañía sin decir nada, a veces no importan las palabras, solo necesitamos que alguien este a nuestro lado, sin decir nada, para sentirnos bien, y eso fue lo que paso. Media hora después sostenía sus mano, entre las mías y la escuchaba en silencio, como siempre lo hacia, mirando a los ojos, asintiendo con la cabeza frente a sus palabras o sus gestos, solo yo sabia cuanto amaba a esa mujer, siempre lo hice en silencio, aunque a veces el silencio me reclamaba el no hacer nada, el dejar pasar el tiempo, que se va como las palomas se van de casa al atardecer en busca de una vida propia de una hogar propio, de una vida mejor, al cabo de un rato ella se levanto y se fue, toco mi mejilla con sus labios y yo quise besarla pero me contuve, quería rozar aquellos labios negados para mi durante largo tiempo, se dirigió a su casa, era tarde y la noche se quedaba dormida mientras la historia de nuestras vidas se separaba aun más o se acercaba, cogí mi restos y me fui a mi casa, era hora que me echase a descansar un poco…
Que día, pero que digo que día que vida la mía, que calor, esto era como estar en el infierno solo que aquí no olía a azufre, gracias a Dios, si es que existe por supuesto, catorce de febrero es una fecha trágica en mi calendario no tengo nada que hacer, me gustaría desaparecer esa fecha del calendario que adorna mi pared melancólica y descuidada, hace tanto tiempo que estoy solo, desde que murió Rocío nada había sido igual, había sido una larga y penosa enfermedad la que la alejo de mi vida, de mis sueños, del hogar que quise construir a su lado y que se derrumbo en tan solo un instante, esa maldita LeUZEMIA, la había alejado de mis días, que sin ella se había vuelto grises en una ciudad sin color, sin esperanzas para gente como yo, que no encajo en ningún lado, que soy nada más que el triste remedo de un vida sin sentido, alejada del mundo, encapsulada en una burbuja que se deja llevar por el viento sin oponer resistencia a un trágico final…
Aquella noche no pude dormir había estado recordando aquel libro que recientemente había adquirido, había algo en el, a veces me daba la impresión de que lo que leía era para mi, era una especie de guía, aun no lo sabía aunque basto haber leído una gran parte del mismo para encontrarme, para dar lugar a una serie de hechos que manejaría mi vida de ahora en adelante.
El calor era insoportable, aquella tarde me vino a buscar, “El Rojo” como siempre lo hacia, con las misma facha de siempre, siempre se levantaba el cabello, andaba con una mirada perdida y un risa de oreja a oreja, pero estaba vez estaba distinto.
- ¿Ya te enteraste?
- ¿De que hablas?
- De lo que le paso a tu vecinita pues, no te han contado, o sea que ¿No sabes nada?
- No, cuéntame ¿Qué fue?
- Ayer salio July con el tal “Pipo” ya sabía que algo se traía entre manos, se fueron al cine, y justo cuando salen, se acerca una chica con un bebe entre brazos…
- No me digas que…
- Si, era la ex esposa del “Pipo”, ya te imaginas el escándalo que le hizo a los dos, claro que dicen que el trato de negarlo todo, pero no logro nada, dicen que el bebido era igualito de narigón que su papá y tenia la misma quijada, a mi me lo contó la “Saru”, tu sabes que ella trabaja por ahí, y vio todo pero, no le cuentes a nadie que yo te dije, bueno a hora si me voy, tengo unos negocios que atender
Esa tarde lo vimos a Oscar intranquilo, el siempre andaba intranquilo pero ahora lo era mas, seria que se ya se habría enterado de lo que paso entre el Pipo y July, lo vimos subir y bajar las escaleras, muchas veces, como queriendo detener el final de la una muerte anunciada, fatal, mal escrita, entro en la tienda del chino, salio con unos cigarrillos en la mano, se nos acerco, cosa rara en él, el siempre se había distanciado de la gente del edificio, algunos decían que era antisocial, otros que no fue el mismo desde que falleció Rocío, otros que su padre lo castigaba mucho y que en alguno de esos enfrentamientos, su padre lo golpeo tan fuerte que quedo inconsciente, y desde entonces no era el mismo, se sentó entre nosotros, bromeo con algunos, y luego se fue, estuvo toda la noche en el portón del edificio, haciéndole compañía a una reja sin brilló como el que él despedía, a lo mejor quería tomar valor para buscar a July y consolarla, porque si de algo estábamos seguros es de que él la quería aunque ella nunca se había fijado en él, ni aun cuando estuvo con Rocío pareció molestarle.
Ya me canse de escribir mi vida, en un papel, en las paredes de mi cuarto que no responden, que se muestran indiferentes a mi dolor, hay veces en las que quiero llorar de amargura, porque te quiero y no te das cuenta, tu eres mi felicidad, dame una oportunidad, nada mas te pido hoy, porque no se que pueda pasar mañana, a lo mejor se acabe el mundo, o mejor dicho se acabe mi mundo, total, nadie sabe que existe, nadie notara su ausencia, nadie llorara el que ya no este, a veces me he puesto a pensar en lo que significa para ti y para mi un beso, cada vez que te tengo cerca mi cuerpo siente invadido de tu ser, hay algo que me recorre el cuerpo y me hace sentir tan bien, y cuando te beso siento que se me va la vida en el, y sabes por qué, simplemente porque te quiero, única y exclusivamente a ti, y no te das cuenta de ello…
Aquello parecía haber sido escrito por mi, era mi vida en un libro, es cierto que me enamore de Rocío, pero siempre había amado en secreto a July, siempre estuve a su lado, y no se hasta cuando lo estaría, y si yo no lo sabia, quien mas lo sabría.
Habían pasado dos días desde aquella noche en que me encontré con July en el portón del edificio, la había estado esperando y como aun no llegaba, me fui a la tienda por unos cigarrillos, hacia mucho que no fumaba, que no sentía aquel humo que me raspase la garganta y que se llevaba todas mis angustias y mis penas. Hasta que la vi doblar la esquina, venia del brazo con el Pipo, de algo hablaban, pero ella sonreía mientras el decía algo, se acercaban más y más aunque sin apuro, hasta que estuvieron enfrente mío
- ¿Y esas rosas? ¿Para quién son? Pregunto con voz franca y sostenida
- Son para Estefanía, conteste tratando de mostrarme seguro y convencido
- Así que con “Estefy”, que bien guardado te lo tenias
- No supe que contestar, me habría encantado decirle que eran para ella, que las había mandado conseguir con la señora Armelia, la señora que vendía flores en el mercado, que eran una especie rara, que envolvían todo lo que yo sentía por ella, pero una vez mas tuve que mentir, tuve que callar lo que sentía por ella.
A lo lejos y premeditadamente, como si el destino hubiera preparado todo para esta comedia moderna, apareció Estefanía, a esta hora también regresaba del Instituto, ¡Maldición! Y ahora qué hago me dije para mi mismo.
- Mira que casualidad, ahí viene Estefy, nos vamos a poner a un costadito para no interrumpirte, ¡Buena suerte!
- Era Yo, frente a una realidad nueva, me enfrentaría a mis demonios o pasaría el ridículo más grande de mi vida, total ya estaba acostumbrado a ellos.
Así que tome la iniciativa y me le acerque, se lo entregue y asombrada y sin poderlo creer, yo tampoco lo podía creer, las tomo entre sus dedos, y sonrojada se dirigió a su casa no sin antes agradecer el presente, presente en el que había invertido toda mi semana, bueno, después hablaría con ella.
Me dieron ganas de encarar a ese mentiroso, que feliz estaba, que cuento le habría metido, que mentira más grande, a lo mejor le dijo que ya se habían separado o que estaban en eso, o quizás que ella no quería aceptar el divorcio, que grande es esta ciudad llena de mentiras, sin pies ni cabeza, que fácil era conseguirlo todo con una buena dosis de actuación y una mentira bien estructurada.
En la noche retome el libro, me faltaba muy poco para terminarlo, pero siempre me interrumpían, si no era “El Rojo” era la radio, o sino la música, en fin, ya estaba terminando el libro, y encontré algo muy interesante…
Hoy el sol me quemo, igual que tus besos de ayer, lo único que quiero es dejar mis alas de mariposa en algún lugar y caminar hacia ti, esta vez voy decidido a darte el ultimo beso para después arrancarme los labios y dárselos a los perros, ellos le darían un mejor uso a unos labios gastados por las mentiras que de ti emanaban, aun recuerdo las veces que te bese, y mi corazón se acelera en torno a esos recuerdos, fui tan feliz con tu amor de ficción, con tu amor irreal, con tus besos de papel, pero esta vez quiero acabar con mi vida y con mi historia, ¿Donde te has escondido?, sal y dime tu verdad, o la mentira mas grande que puedas inventar, yo siempre te creeré mientras estés en frente mío, porque cuando te vayas, sabré que todo lo que dijiste no fueron mas que mentiras. Ahora no tengo nada más que decirte Oscar, ya sabes que hacer ahora que has leído este libro, la Ciudad de las Mentiras esta en todos lados donde queríamos que este, somos nosotros los que la alimentamos, somos nosotros los actores de nuestra propia novela, depende de ti si quieres quedarte a vivir en ella o te mudas a otra ciudad.
FIN
¿Oscar?, como diablos sabía mi nombre, esa noche comenzó la última función en la ciudad de mis mentiras, de nuestras mentiras, esa noche hable con July, y no tartamudee, no me deje vencer por mis miedos, esa noche fui feliz, porque descubrí que una nueva ciudad se erigía frente a mis ojos, y desde esa noche soy un habitante de mi nueva ciudad.
Escrito en Lima,
Febrero de 2006
“Alas de Mariposa” es el titulo optativo de un disco que nunca vera la luz y que ha dado vueltas en mi cabeza, apareció un día, y desde entonces se quedo a vivir con migo, y aquí sentado frente al monitor, aun ando buscando esas alas que me llevaran a algún lugar, aunque no será para siempre porque al fin de cuentas, son solo alas de mariposa…
COMENTARIO FINAL
Los chicos de la cuadra siguen siendo los mismos, aunque de mayor edad, el edificio donde transcurre estos tres días, es en la actualidad un centro comercial; July por su parte se caso con Pipo y su vida transcurre entre gritos, peleas y separaciones; Oscar adopto una niña, su sueño de toda la vida había sido tener una hija, ahora Tina, tiene 7 años y viven felices en una pensión de Lince.
AGRADECIMIENTOS
A mis Amigas de la Facultad de Psicología, (Kat “Almita Rockera” y Delia, dos de mis mejores amigas y las mejores personas que he conocido en la Villarreal), para mis amigos de la banda, gracias a mi tía Edita que siempre me trae algo nuevo que leer, finalmente a mi familia, a Flor , a Emiliano (Mis padres), a mi hermana Leyla, y a la mejor abuela, María, gracias a los que alguna vez compartieron algo conmigo, a los que no también por eso.
Julio Ramón Ribeyro. (29-95) por tus cuentos, por ser peruano.